domingo, 12 de febrero de 2012

Gracias...

Me parece que no damos suficientente las gracias... Me da la impresión de que "gracias" se ha convertido en una palabra de cortesía un tanto oxidada que muchas veces decimos sin el alma que realmente requiere...

No damos las gracias por respirar, ver, escuchar o sentir... No lo valoramos como los tesoros que realmente son y olvidamos que hay muchos que no pueden hacerlo... Como vienen "de serie" no les damos importancia y nos ofuscamos por no tener otras cosas más superflúas cuando y del modo en que queremos...

Igualmente no damos las gracias por las personas que nos rodean, esos regalos del Universo que llegan a nuestras vidas y se quedan aportándonos calor, cobijo, chispa o conexión...

"No malgastes el tiempo, es la sustancia de la que está hecha la vida"

Visto de este modo cada mensaje, recuerdo, quedada, conversación, café compartido o llamada es algo tan tan especial... Tan mágico... Tan irrepetible: ¡Estamos regalando y recibiendo tiempo!, lo único que realmente tenemos... Elijamos pues con quien compartimos y agradezcamos a quien comparte con nosotros...

Solo me queda decir: muchas gracias por compartir vuestro valioso tiempo conmigo...

2 comentarios:

  1. Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
    porque nunca me diste ni esperanza fallida
    ni trabajos injustos, ni pena inmerecida.

    ... ... porque veo, al final de mi rudo camino,
    que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

    que si extraje las- mieles o la hiel de las cosas,
    fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas;
    cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

    …Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno;
    ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

    Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
    mas no me prometiste tú solo noches buenas,
    y en cambio tuve algunas santamente serenas…

    Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
    ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz. kela

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  2. Siempre me perdí en las diferencias entre recuerdo y olvido, entre deseo y placer. Por suerte, cuento con el frescor del olvido ardiendo en mi conciencia, aliviando reflexiones indeseadas en este momento, contribuyendo al caos repentino que dirigen mis neuronas.
    kela

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