domingo, 29 de enero de 2012

Dudas...

¿Qué haces cuando crees que rozas algo y la vida de repente te reubica en otro lugar donde ya no lo alcanzas?... ¿Qué haces cuando has construído y un giro inesperado tambalea tus esquemas?...

He leído o escuchado algo así como que los dioses nos envidian porque somos mortales, porque cada instante podría ser el último, que todo es más hermoso para nosotros cuando porque hay un final... Yo estoy de acuerdo, el posible final de todo hace que haya que pararse más a saborear, o al menos intentarlo... Pero en el momento de la pérdida, del giro, del cambio... Irremediablemente llega el dolor: oscuro, agudo, frío y, si lo que pierdes te importa, también desgarrador... Pero una vez ya pierdes eso, o desde donde estás no alcanzas lo que deseas, llega la hora de buscar nuevamente, explorar y volver a construir... A lo mejor el error es que damos las cosas por sentadas, que tenemos una idea de perpetuidad que no es real... Lo infinito no existe para el ser humano y sin embargo nos contamos el cuento de que siempre vamos a tener lo que tenemos, que siempre vamos a estar con las personas que queremos... Pero nada realmente es para siempre... Siempre no es eternamente... Los cambios son necesarios en la vida... La vida no es un lugar al que se llega, es un camino que recorremos cada día... De nuestros pasos y nuestra actitud depende gran parte de como es ese camino... ¿o no?...

2 comentarios:

  1. Un joven le preguntó a un sabio: ¿qué debo hacer para no sentirme mal por las cosas que hace la gente: algunas personas me tratan mal o me ignoran, otras hablan demasiado, otras son ignorantes o indiferentes a todo... Siento malestar por los mentirosos y me enfado con aquellos que calumnian o son falsos...
    - ¡Pues, vive como las flores!,-dijo el maestro.
    - Y, ¿cómo es vivir como las flores? -preguntó el discípulo.
    - Pon atención a esas flores-continuó el sabio, señalando unos lirios que crecían en el jardín.- Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas... Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio del suelo manche la frescura de sus pétalos... Es humano sentirse mal con los propios fallos o errores, pero no es sabio permitir que las malas costumbres de los demás te molesten ya que los defectos de ellos son de ellos y no tuyos, por lo que si no son tuyos no hay motivo para sentirse mal... Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera, absorbe la luz y perfuma tu vida y la de los demás haciendo tú el bien sin esperar nada...

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  2. Aprendamos de los pájaros

    ¿Te has puesto a observar la actitud de los pájaros ante las adversidades?
    Están días y días haciendo su nido, recogiendo materiales a veces traídos desde largas distancias...
    Y cuando ya está terminado y están prontos para poner los huevos, las inclemencias del tiempo o la obra del ser humano o de algún animal lo destruye y tira por el suelo lo que con tanto esfuerzo... se logró...

    ¿Qué hace el pájaro? ¿Se amilana, se paraliza, abandona la tarea?
    De ninguna manera. Vuelve a recomenzar, una y otra vez, hasta que en el nido aparecen los primeros huevos.

    A veces, muchas veces, antes de que nazcan los pichones, algún animal, un niño, una tormenta, vuelve a destruir el nido, pero esta vez con su precioso contenido... Duele recomenzar desde cero...

    Pero aun así el pájaro jamás enmudece ni retrocede, sigue cantando y construyendo, construyendo y cantando...

    ¿Has sentido que tu vida, tu trabajo, tu familia, tus amigos no son los que soñaste? ¿Has querido decir basta, no vale la pena el esfuerzo, esto es demasiado para mí?

    ¿Estás cansado de recomenzar, del desgaste de la lucha diaria, de la confianza traicionada, de las metas no alcanzadas cuando estabas a punto de lograrlo?

    Por más que te golpee la vida, no te entregues nunca, pon tu esperanza al frente y arremete.
    No te preocupes si en la batalla sufres alguna herida, es de esperar que algo así suceda.

    Junta los pedazos de tu esperanza, ármala de nuevo y vuelve a arremeter.

    No importa lo que pase... no desmayes, sigue adelante.
    La vida es un desafío constante pero vale la pena aceptarlo.
    Y sobre todo... nunca dejes de cantar.

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