
En el mundo animal, cada especie posee una manera ritualizada de
atraer a una pareja y hay un sin fin de pautas que rigen los diferentes
cortejos previos al apareamiento. Por ejemplo en las aves la hembra, normalmente,
elegirá el macho más llamativo: el que más se lo “curra”, es decir, del que más
feromonas capte a través del olfato, del que más y mejor escuche los sonidos
envolventes que produce, pero sobre todo del más llamativo visualmente. Estas
señales visuales incluyen bailes, formas y colores atrayentes en las plumas o
en parte de sus cuerpos para sus compañeras a cierta distancia. Hay casos en
los que el macho incluso construye unos “porticos” con ramas y objetos de
colores llamativos, otras veces, incluso hace obsequios a la hembra como comida
o un nido. El cortejo en los mamíferos, sin embargo es diferente. Los mamíferos
también tenemos mecanismos de cortejo más o menos elaborados pero estos no son
tanto de bailes y colores, sino que incluyen más bien llamadas, exhibiciones y
combates entre machos... De este modo, las hembras pueden "valorar” y
elegir al macho con el que se van a aparear...
Si hablamos de nosotros, los humanos, nos podemos encontrar
diferentes tipos de cortejos, pero muchas veces es posible observar o ser
protagonista de ciertas conductas dignas de reflexión por su similitud con
las del mundo animal... (¡No nos escandalicemos, todos somos animales al fin y
al cabo, no es ningún secreto!...) En este sentido, si nos quedamos (sólo) en
lo más básico, podemos decir que en la “fauna” humana en un ambiente
erótico-festivo proclive al cortejo nos encontramos tanto con personas que
luchan y exhiben su músculo y su fuerza como reclamo, como con personas
que “aletean” con su cuerpo, baten sus adornos coloridos y bailan para captar
la atención del resto... Y la verdad es que si lo pensamos bien, ambas
tendencias podemos observarlas también en otras áreas no relacionadas con el
cortejo, es decir, que son también formas de actuar en el mundo
laboral, en conversaciones, en reuniones de personas, en situaciones cotidianas
en tiendas o en el trasporte público, etc...
A mi personalmente me fascina que todo esto sea así... Podemos
afirmar que tenemos la última tecnología super-avanzada y
ultra-rápida pero nuestra esencia biológica sigue teniendo un gran peso en
algunos aspectos importantes... Nos creemos muy evolucionados pero seguimos
llevando un animal dentro, algunos más impulsivo, otros más pasivo, otros
más agresivo, otros más "hormonoso", pero animal al fin y al cabo...
¿No es genial?... ¿Conoces a tu animal?... ¿Conoces tu esencia?... ¿Y si
nos dejáramos llevar por ese animal en algunas cuestiones que muchas veces
acabamos rumiando demasiado... ¿Qué pasaría?... ¿Cambiaría algún aspecto de
nuestra vida?, ¿Sería a mejor o a peor?... Yo voy a pensarlo... ¿Tú qué
opinas?...
Interesante reflexión. Somos animales en esencia, no es tan complicado vernos venir, ja ja ja. No sé cual sería mi animal ni si cambiaría mi vida en algo, también voy a pensarlo.
ResponderEliminarMe alegro mucho!! Gracias por comentar...
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